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DESCONECTANDO DE LA REALIDAD: DESPERSONALIZACIÓN Y DESREALIZACIÓN.

Si alguna vez ha sentido que observabas tu propio cuerpo desde fuera, que tu cuerpo era demasiado pesado o demasiado ligero o que los objetos y/o personas se veían borrosos o distorsionados, podrías haber experimentado lo que se conoce como despersonalización y/o desrealización.

Estos son fenómenos que se engloban dentro de la disociación, que se trata de la desconexión o interrupción de la conciencia y de algunos procesos psicológicos como la memoria, la percepción, la identidad, los pensamientos o las emociones.

¿Qué es la despersonalización?

La despersonalización hace referencia a la sensación de irrealidad, de desconexión del propio cuerpo o de ser un observador externo respecto a los pensamientos, las emociones, las sensaciones físicas o del propio comportamiento. Se puede tener la sensación de sentirse como un robot o experimentar cambios en la percepción del tamaño de algunas partes del cuerpo o del peso, sintiéndose muy ligero o muy pesado.

¿Qué es la desrealización?

La desrealización se trata de una sensación de irrealidad y de extrañeza con respecto al entorno que puede expresarse como la sensación de distanciamiento del entorno o la percepción de los objetos o las personas como irreales, borrosas o distorsionadas. Se puede tener la sensación de estar en un sueño o sumergidos en la niebla y percibir el tiempo de manera alterada, como si pasara demasiado rápido o demasiado lento. 

¿Por qué se producen la despersonalización y la desrealización?

La despersonalización y la desrealización constituyen una respuesta del sistema nervioso como mecanismo de defensa ante situaciones traumáticas, estresantes o amenazantes que sobrepasan nuestros recursos psicológicos de afrontamiento.

Algunos de los factores que pueden desencadenar o agravar este tipo de experiencias pueden ser el estrés, la ansiedad, la depresión, la sobreestimulación, la falta de sueño o el consumo de sustancias.

¿Son peligrosas estas experiencias?

Aunque pueden causan malestar y parecernos peligrosas por el miedo a estar sufriendo algún daño cerebral o a estar “volviéndose loco/a”, la despersonalización y la desrealización no suponen ningún riesgo para nuestra salud física ni psicológica.

Son experiencias que, una vez que el factor desencadenante desaparece o se atenúa, remiten progresivamente, recobrando así el funcionamiento normal de la conciencia y de los procesos psicológicos afectados.

¿Cómo podemos gestionarlas?

Algunas pautas que podrían resultar útiles:

  • Tener presente que no son experiencias peligrosas y que son pasajeras.
  • Tomar conciencia de los factores (situacionales y personales) que desencadenan las experiencias de despersonalización y desrealización.
  • Dar espacio a esas experiencias y no involucrarnos en una lucha por tratar de eliminarlas.
  • Expresar cómo se viven esas experiencias y el malestar que puedan generar.
  • Conectar con el presente a través de prácticas como el Mindfulness.
  • Realizar técnicas de respiración, como la respiración diafragmática, que nos permitan reducir la ansiedad que estas sensaciones puedan generar.

No obstante, si sientes que el malestar generado por estas experiencias resulta insoportable, sientes que afectando a tu vida o te gustaría comprender por qué ocurren, por qué se mantienen y cómo gestionarlas, puedes acudir a un profesional de la salud mental para trabajar sobre ello a través de terapia.

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